Siéntese - Nos une un medio y no un fin: ponemos sillas-escultura en la calle


jueves, diciembre 04, 2008





El esquema es claro. Con un mínimo de dos personas y un cutter ya está el equipo completo. Se ha comprobado que por zonas de fiesta la propuesta es muy bien recibida...

El proceso seguido suele ser el siguiente:

1. Dar una vuelta por la calle y recoger cartones de la basura para la base (importante que este material sea flexible para doblarlo sobre la cabeza del bolardo y que no resbale), algún otro material blandito que haga las veces de cojín si se quiere mejorar aún más el asiento (plásticos hechos una pelota, ropa vieja, o incluso se puede llegar a encontrar gomaespuma...) y un plástico grande para envolver el bolardo. En Madrid centro suele haber plásticos grandes en la basura, pero al ser la parte más difícil de encontrar, a veces conviene traerlo preparado. Si este plástico es de un embalaje de burbujitas hará las delicias de todo aquél que se siente: estallar esas burbujitas es, sorprendentemente, una pasión universal!

2. Elegir una zona bien situada (mejor si ya hay gente al lado de pie) y comenzar a montarlo. Primero la base de cartón, que se afianza con la cinta de embalar, luego el acolchado, y por último el recubrimiento de plástico, que se coloca a lo chupa-chups. Es importante que las cintas estén tirantes y el cartón doblado para evitar que se caiga el soporte. Además es importante comprobar que se ha colocado correctamente y no se mueve (no vaya a ser que la gente luego se vaya cayendo...).

3. Si se pinta, asegurarse de que el rotulador no mancha y no pintar demasiado el asiento. Si es con spray, únicamente por la parte del plástico que queda por dentro. Este plástico, que suele ser transparente, permite ver lo que se ha pintado por detrás o directamente el "acolchado", que puede ser muy sugerente. Si es demasiado sugerente hemos llegado a ver asientos destripados buscando lo que había dentro (como si fuera un regalo). En todo caso, siempre hemos pensado que esto es un logro. Así que nunca se es "demasiado" sugerente ;)
Aprovechando para contar batallitas hay que decir que hay un plástico de burbujitas gigantes (ohhhh que placerrr :D) que pintado como seta queda de revista...

4. Seguramente la gente que está al lado ya habrá preguntado que es lo que estáis haciendo (y habréis contestado lo que os apetezca según la ocasión jajaja). Si no ha sido así, es importante decirles que esta para sentarse, porque la gente suele ser muy desconfiada. Con las sillas es muy importante pedirles "a cambio" del servicio que se la pasen a otro grupo cuando se vayan y no la abandonen (aunque en este caso importa menos). Hablar con la gente es la clave. El planteamiento siéntese siempre han sido las personas. Sillas, bolardos, hamacas... están únicamente para que descansen. Y es cierto que se visten de gala, pero no para que les miren, sino para que se sienten con ellos a tomar un caña...



*Hay que advertir que haciendo tonterías de estas hay una sensación rara que puede hacer que quedes enganchado... y es que a veces parece que en lugar de vivir la vida, vives tu vida!



siéntese está buscando en sus entrañas y en las calles porque aunque no pintamos sillas últimamente seguimos promoviendo la apropiación del espacio público. unas veces se coordinan actividades entre muchos (siéntese 07-08 contó con la participación de decenas de personas) y otras veces las propuestas de situaciones en la calle, siempre la calle, pues son sólo pequeñas iniciativas. quiero dar las gracias a Remedios, de Flores en el ático, por sus palabras en el blog de siéntese de hace mucho. felicidades a todos los relacionados con el taller de urbanaccion en el solar de lavapiés. y sobre todo quiero agradecer a todos los sientadísimos, tan dispersados como estamos, los días inolvidables de bolardos, sillas, alfombras y salones callejeros. larga vida a siéntese. espero que pronto se reinvente y aparezcan nuevas ediciones. no se puede prometer nada con el blog... porque siéntese, ya lo decía miguel, es y será calle.

miércoles, marzo 26, 2008

Estética

Las arrugas de la vejez, de la imperfección, guardan historias misteriosas por desconocidas.
En arquitectura, cuando se empezaron a poner de moda las ruinas, Ruskin decía que los edificios mueren como parte de su "ciclo vital".
Hoy la sabemos que la energía no se crea ni se destruye: un objeto no muere, sólo se transforma. Se transforma en basura, se trasforma en querido... se transforma con la misma forma.
Estas son algunas fotos de flickr.com: "Chairs"

Sillas cansadas
De hadas
Temporales
Operadas
De tuberías
De maniquís
De velcro...

martes, marzo 25, 2008

Sillas percha

Perchas que valen como sillas, de www.philippemalouin.com

Y sillas que además son perchas, de www.reestore.com

Más métodos de almacenaje inusuales o con varios usos?

jueves, febrero 28, 2008

Aqui y allí

Unos balancines metálicos que te permiten situarte en uno u otro lado de la misma valla. La escala parece acogedora. Un ejemplo de fijación de mobiliario móvil.


Más fotos

Del blog Guerrilla innovation

lunes, diciembre 31, 2007

www.housefucking.com +++

La silla en la que se sentó Javier de Prado a tocar era Siéntese...
El solar urbanacción, la calle de tod@s.
Habitualmente se hacen reportajes de las infraestructuras (llámalas sillas, solares o edificios). Ésto lleva en muchas ocasiones a fetichismos que muchos vemos con recelo: www.housefucking.com
Lo importante no es la infraestructura, sino las situaciones que genera, la vida que alberga!

Javier de Prado

Coro de un centro cultural de lavapiés que apareció por una de las calles y... se apuntó! Éste momento fué mágico!

domingo, diciembre 23, 2007

Felices fiestas


Este año comprobaremos como afecta la navidad a las sillas de Madrid.
Por estas épocas aparecen todo tipo de cosas de quita y pon.
La magia navideña seguro que llena de pon's el ambiente... los quita's serán también en la cuesta de enero? que nos dirán las aceras los días de recogida de basuras voluminosas?
Pon felices, pon fiestas (ponlas que no gastan!), y cuando desaparezcan no las quites, guárdalas para sacarlas por sorpresa en cualquier otro momento del año: felices fiestas!

miércoles, diciembre 19, 2007

Mecedoritas y acordeón sentable


Sillas de cartón, con el patronaje ya hecho y para descargar. No se si cuando dicen que son para niños es porque la geometría no aguanta un reescalado, quizás deberíamos probar...
foldschool.com



"Flexible love", plegable y móvil. Para una persona, para dos, para tres...
Eso si, como es cartón se le van mellando los bordes y no se yo si luego se plegará igual.


"Siéntate Paulita, siéntate"
Claro, Paulita no hace caso porque la tutean.

Enlaces

Que bueno es ir navegando por este mar y encontrar mil barcas con naúfragos semejantes A ver cuando lo vamos viendo "ahí fuera", que es dónde esta "la verdad".

Siéntese es calle, Siéntese es calle.
Lo pongo muchas veces para que nos olvide de aquí a un tiempo.
Por otra parte lo bueno que tienen los blogs es que son como la vida: editables.

Que recuerdos tenéis de la noche Siéntese maravilloso'07? A mi me van saliendo frases como "dale una silla fuera de contexto a un grupo de borrachos y te mostrarán la forma del arte conceptual", pero es un asco de frase, estoy espeso, vosotrs tendréis mejores, no?

Miguel

jueves, noviembre 22, 2007

Dali o como dominar el mundo con una barra de pan


Este texto poco conocido de Dali lo lei hace un tiempo, y me llamo la atencion como mediante un acto no demasiado complicado, se pueden romper todos los esquemas de un sociedad y el profundo impacto que puede producir en ella.

La historia ademas habla de las reacciones de la gente cuando encuentra un objeto extraño en un sitio ajeno y como se reacciona ante ese descubrimiento ... la analogia con encontrarse unas sillas de oro en medio de la calle es directa ...

Dani

Una noche, durante un concierto, en la residencia de la princesa de Polignac, me rodeé de un grupo de damas elegantes, las más vulnerables a mi clase de lucubraciones. Mi obsesión con el pan habíame conducido a un ensueño que cristalizó en el proyecto de fundar una sociedad secreta del pan, que tendría por objeto la sistemática cretinización de las masas. Aquella noche, entre copas de champaña, expuse el plan general. (...) Me imploraron que les revelase el secreto del pan. Entonces les confié que el acto principal del pan, lo primero que debía hacerse, era cocer un pan de quince metros de longitud. Nada más hacedero a condición de que se tomase en serio. Primero se construiría un horno harto grande para cocerlo. Este pan no debía ser insólito en ningún aspecto, debía ser exactamente como cualquier otro pan francés, salvo en su tamaño. Una vez fabricado el pan, habría que hallar un lugar donde ponerlo. Yo era partidario de un sitio que no fuese demasiado notorio o frecuentado, de modo que su aparición fuese tanto más inexplicable, pues el carácter insoluble y el propósito cretinizador del acto contaban en las circunstancias. Sugerí los jardines interiores del Palais Royal. Entraría el pan en dos camiones, y lo colocaría en el sitio designado, una brigada de miembros de la sociedad secreta disfrazados de obreros, que fingirían querer instalar una cañería de conducción de aguas. El pan estaría envuelto en hojas de diario atadas con cordeles. Una vez colocado el pan, algunos miembros de la sociedad, que previamente habrían alquilado un departamento desde donde pudiese verse el sitio escogido, irían a ocupar sus puestos para poder dar un primer informe detallado sobre las diversas reacciones que provocara el descubrimiento del pan. Era harto fácil prever el efecto altamente desmoralizador que produciría un acto tal, perpetrado en el corazón de una ciudad como París. La primera cuestión sería la de qué hacer con él. El suceso carecería absolutamente de precedentes, y la enormidad del objeto obligaría a obrar con circunspección. Antes de hacer nada más, se llevaría el pan, intacto, a un lugar donde pudiera ser examinado. ¿Contiene explosivos? ¡No! ¿Está envenenado? ¡No! En otras palabras, ¿es acaso un pan que posea alguna peculiaridad además de su desmesurado tamaño? No, indudablemente no, no es tampoco un anuncio. Luego los periódicos, ávidos de hechos insolubles, tomarían el acto por su cuenta, y el pan se convertiría en alimento para el desenfrenado celo de los polemistas natos. La hipótesis de la locura sería muy probablemente una de las primeras en sugerirse; pero ahí las teorías y diferencias de opinión se multiplicarían hasta lo infinito. Pues un solo loco, o aun un solo cuerdo, no habría bastado para amasar, cocer y colocar el pan donde se le hallara. El hipotético loco habría debido valerse de la complicidad de varias personas de sentido práctico lo bastante coordinado para llevar a efecto la idea. Asi la hipótesis de un loco o grupo de locos no tendría fundamento sólido. Debería concluirse, pues, que se trataba de un acto de la clase de una manifestación probablemente de carácter político, cuyo enigma acaso quedase pronto claro. Pero ¿cómo interpretar, aun simbólicamente, tal manifestación, que, después de costar un insólito esfuerzo, permanecía sin posibilidad de eficacia a causa de la oscuridad de la intención? Su atribución al partido comunista debía descartarse. Era precisamente lo contrario de su espíritu convencional y burocrático. Además ¿qué hubieran querido demostrar por este medio? ¿Que se necesitaba mucho pan para alimentar a todo el mundo? ¿Que el pan era sagrado? No, no, todo esto era estúpido. Podía sospecharse que todo no era más que una broma perpetrada por estudiantes o el grupo surrealista; pero esta suposición, me constaba, no habría convencido completamente a nadie. Los que conocían la desorganización y la incapacidad del grupo surrealista para llevar a cabo nada que requiriese un mínimo de esfuerzo práctico, dirigido no importa a qué fin, sabían ya que los surrealistas eran incapaces de emprender seriamente la construcción del horno de quince metros indispensable para la cocción del pan. En cuanto a los estudiantes, era todavía más pueril sospechar de ellos, pues los medios a su disposición eran aún más limitados. Alguien habría podido sospechar de Dalí: ¡de la sociedad secreta de Dalí! Pero esto sería pedir demasiado. Todas estas hipótesis formadas al azar en torno a la excitación, en curso de enfriamiento, provocada por el suceso, serían, sin embargo, barridas por el choque de un nuevo acto, dos, tres veces más sensacional que el primero -la aparición en el patio de Versalles de un pan de veinte metros de largo-. La existencia de una sociedad secreta quedaba ya expuesta a todo el mundo, y cuando empezaba a olvidar la más o menos fastidiosa anécdota de la primera aparición del pan el público era de pronto sumergido en la categoría moral de esta segunda aparición. A la hora del desayuno los ávidos ojos de los lectores eran indefectiblemente arrastrados en busca de los titulares y las fotografías anunciadores de la aparición del tercer pan, que no podía tardar en aparecer, de modo que esos panes dalinianos empezaban ya a "comerse" las otras noticias, sobre política, sucesos mundiales y sexuales, haciéndolas insípidas y reduciéndolas a un interés de segunda fila. Pero, en lugar del esperado tercer pan, habría un acontecimiento que excedería todos los límites de lo plausible. El mismo día, a la misma hora, aparecerían panes de treinta metros en lugares públicos de las diversas capitales de Europa. Al día siguiente, un telegrama procedente de América anunciaría la aparición de un nuevo pan de cuarenta y cinco metros, que cubría la acera desde el Savoy-Plaza hasta el final de la manzana en que se halla el hotel St. Moriz. Si un acto tal podía llevarse a cabo con éxito, con rigurosa atención a todos los importantes detalles indicados, nadie podría discutir la poética eficacia del acto que, por sí solo, sería capaz de crear un estado de confusión, de pánico y de histeria colectiva, sumamente instructivo desde un punto de vista experimental y capaz de convertirse en el punto de partida desde el cual, según los principios de mi monarquía jerárquica imaginativa, se podría subsiguientemente intentar la ruina sistemática de la significación lógica de todos los mecanismos del mundo práctico racional.
Salvador Dalí
Vida secreta de Salvador Dalí (1942)